Bien, creo que no me equivoco al
decir que el hombre perfecto no existe. Si es cierto, no existe. Y ¿Por qué
andamos como locas en busca de ese ser?, ¿por qué basamos todas nuestras
relaciones en ese hombre? Sin duda desde siempre la sociedad ha influido en
este mito; desde los príncipes azules de los cuentos, pasando por los
caballeros de las series o esos modelos que salen por la tele. Pero que nadie
se confunda, no existe el hombre perfecto. Si no, seriamos felices, no
existirían los divorcios, y todas las parejas serian felices.
Pero esa no es la realidad. La
realidad es que hay una gran variedad de hombres en el mundo. Pues conocerlos a
todos, o no conocer a ninguno. Puedes encontrar a “tu media naranja”, (ya
hablaré sobre este tema) o simplemente quedarte como los limones, amargado.
Pero ¿Qué hacer? Mi respuesta: nada. Dejar que fluya la vida es lo más bonito
que hay. No hay que centrarse en solo ser feliz con una persona, hay que
centrarse en ser solo feliz.
Llevo casada dos años y poco, y me
case con una persona que era lo contrario a mí. Si vale, tenemos muchas cosas
en común, pero para nada es mi hombre perfecto. El matrimonio, digámonos así,
es una convivencia diaria muy dura. Muchas veces te levantas por la mañana y te
preguntas como has llegado hasta esa situación, pero otras veces, te pasas el
día trabajando y cuando llegas a casa y ves a tu marido sentado es una gloria
bendita porque le amas con locura. Cuidado, no es lo mismo querer que amar.
Querer es tener mucho cariño, aprecio a una persona u objeto. Pero amar…amar a
una persona es entregar un trozo de ti, es ayudar a tu pareja, en lo bueno y en
lo malo, aconsejarle, escucharle… ama es compartir tu vida.
Pero, ¿Por qué me case si no era
mi hombre perfecto o mi “media naranja”?, porque no existen. Lo que enciende la
pasión en una pareja es la chispa de la contradicción, el discutir porque hay
ciertas cosas que no compartís, o el - porque yo lo hago así, y así me han
enseñado toda la vida-, y da la casualidad que él es completamente lo
contrario. O por quien friega los platos….gran tabú de la humanidad. Con cada
discusión puedes hacer dos cosas: o aprender de tu pareja y de los errores de
los dos o ponerte terco y joder la relación. Si no hay mas, en cada discusión
puedes aprender cosas que le gustan a tu pareja, averiguar que quiere en la
relación y a cómo hacerle feliz, y viceversa. Es sencillo.
No hay que encerrarse en una sola
verdad. El hombre y la mujer perfecta se hacen el uno al otro juntos. Sin mi
marido no habría viajado, o aprendido a jugar a las videoconsolas, o al póker,
no habría montado un negocio, no sería quien soy. Sería la anterior persona que
era. Irresponsable, inmadura y alocada. No soy la mujer perfecta ni mucho
menos, pero si agradezco a mi marido ser quien soy ahora.
E de decir que un hombre suele
cambiar menos en una relación, no por cabezota, sino porque lo lleva en
los genes. No quiero decir con esto que el hombre este destinado a ser negado o
a ser un desastre con la casa. Lo lleva en los genes como algo natural suyo. A
las mujeres desde bien pequeñas nos enseñan a fregar, a hacer la casa, la
plancha...es normal. Durante siglos “las mujeres en la cocina y los hombres en
el sofá”. Machista a su máximo poder, pero es lo que hay. No hay mas, ahora por
suerte la sociedad está cambiando y hay más hombres en la cocina. Por eso los
genes. Pero claro, en estas situaciones yo me pregunto ¿y porque no podemos complementarnos?
Mi marido es
bastante negado para ciertas cosas al igual que yo y por eso nos ayudamos. Yo
como mujer odio los estereotipos y de siempre he odiado hacer la casa, la
colada, la cocina…sin embargo, en mi marido tengo la ayuda y la motivación suficiente como para levantar
el culo del sofá los días que libro y ponerme a limpiar. Incluso me atrevo a decir que sin mi marido sería un
desastre como persona.
Y vale, ahora
estaréis pensando que todo esto no tiene que ver con el hombre perfecto pero
sí, porque esto os demuestra que el hombre perfecto solo lo encontrareis cuando consigáis a alguien a quien amar, no
querer. Cuando todos los días sean diferentes, divertidos, con sus broncas y
besos, cuando al despertar cada mañana aunque el madrugón duela, él está ahí a
tu lado. El hombre perfecto es aquel que cada día intenta ser perfecto para ti
pero no lo consigue y eso te hace reír. Y, aunque a veces te lleve los demonios
le amas porque es tu hombre perfecto.
Para mi hombre
perfecto.
Garbiñe
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