La mayoría de las amantes del pelo largo -entre las que me incluyo- tendemos a esperar a tener las puntas abiertas para darle un respiro a nuestra melena, y es un error.
El pelo, como cualquier otra parte del cuerpo, envejece debido a factores internos y externos (lavarlo, peinarlo, tratamientos, aire, calor... y un largo etc.). Esto provoca que las fibras capilares se debiliten y acaben por quebrarse, provocando esos horribles nudos que nos sacan de quicio cada mañana.
Tras el verano, estos efectos se incrementan y aceleran:
- El sol: oxida y aclara los pigmentos de melanina del cabello, debilita la cutícula de la fibra capilar y hace que el daño llegue al córtex.
- El agua: tanto del mar como de la piscina, ya que la sal y el cloro respectivamente debilitan la resistencia del cabello.
- Agentes químicos: esos maravillosos tintes, mechas, alisados o rizados duraderos que hemos ido haciéndonos durante el año, arremeten contra las proteínas del cabello que, al estar ahora más expuesto, queda sensibilizado y posteriormente frágil y quebradizo.
Así que, si quieres que tu melena esté a punto para el invierno debes hidratarla mucho con mascarillas específicas de medios a puntas, y no te olvides que la tijera será tu mejor aliada a la vuelta de las vacaciones, para hacer que tu pelo crezca más rápido y con más fuerza.
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